Historia del d.Vicio!

HISTORIA D.VICIO! POR CAPÍTULOS... ¿Y TÚ? ¿QUIERES HACER UNA?

Érase una vez...un camino lleno de espinas, en el cual no había sardinas, pero sí penas divinas. Había un currante muy majo, que encontró un escarabajo, pensose que su presencia, representaba su inconsciencia. El escarabajo caminó, y el cur...rante le siguió. Encontráronse una cueva, y la verdad que no era nueva. Entraron los dos en ella, y el currante vió su estrella. Decidió asi su futuro, la cueva sería su zulo. La limpió y la saneó, sintiendo estremecimiento, pues comenzaba un nuevo cambio, se le abrían nuevos campos.
Le vinieron mil ideas, acertadas y no buenas. Para ser un hombre libre, empezaría en el declive. (CONTINUARÁ...)
Las primeras novedades fue quitar las humedades, quitar las piedras del camino y plantar en medio un gran pino. El escarabajo acomodado, sintió el calor del hallazgo, se instaló en el refugio aunque aún estaba sucio. Poco a poco tomó forma,
aún allí no había normas. Vinieron a visitarlo los cotillas y los santos. Orgulloso de ver aquello, quiso darle un toque bello. Estrenó con alegría aquella bonita guarida. Hizo un guateque ruidoso, e invitó hasta al mas ocioso. Todo aquello le era nuevo, y descubrió que no era bueno. Confióse de la gente, pensose que era decente, y unos buenos otros malos, le sacaron los arapos. Criticáronle por la espalda, aquellos que le dieron baza. Ayudáronle los amigos, entre todos escondidos. Descubrió que nada es malo, nada es bueno ni bendito, que el más majo daba el palo, el más callado era su Amigo.
 (PRIMERA PARTE) Levantó su mirada cristalina observando el oscuro manto lleno de estrellas, que bailaban llenando la noche de esperanza y cierta luz misteriosa, sobrecojedora visión la suya. Estrellas fugaces corrían como juguetonas lagartijas sobre ella,
mientras sólo podía pensar en la lejanía de su ansiado destino, su amor desterrado por la hambruna y la pobreza, en busca de saciar su estómago encojido.
La mujer, de largos cabellos negros y ondulados, rasgos puros y bien definidos, con caracter, con nostalgia, miraba a la nada en busca de respuestas, sin saber por qué la dicha se convirtió en desdicha ni hasta cuándo duraría el dolor de aquella despedida.
Locuras y rabietas entraban en su cabeza por momentos, y a ratos triste desconsuelo, llanto amargo y desazón. La ansiedad la tiraba al suelo, como si las fuerzas se le agotarany le impedían levantarse. ¿Podría superar aquel golpe doloroso? ¿Habría alguna cosa que pudiera resolverlo? ¿Encontraría consuelo al dolor de corazón? (CONTINUARÁ...)

(PARTE II) De repente la muchacha envuelta en llantos, con el corazón malherido y sin aparente esperanza, esbozó una sonrisa como si la cordura le hubiera avandonado. Como si todos los males se le hubieran olvidado, y dejara de oir los gritos de su atormentada mente.
Recordó unas palabras que le dijo al oído su fiel amado antes de marchar. "El destino nos separa, pero se que nos depara un camino
en el futuro que nos abrirá las alas"
En su momento se le clavaron en el pecho como una puñalada aquellas palabras, pensando que revelaban sus ganas de ausentarse y la consolaba augurándole un futuro mejor sin su roída presencia. Sin embargo entre lamentos oyó el susurro del silencio y pensó en aquellas alas y lo que simbolizaban.
Ella era un dulce Hada para él, eso le dijo el primer solsticio de verano de aquel primer año que se amaron sin censura. Sus alas simbolizaban su batalla, nunca perdida del todo, siempre luchada con furia. Se dio cuenta que su tristeza por aquella despedida era un mero error, que las promesas eran en vano, pero aquella frase era segura. Su amado volvería....pero...¿cuando?(CONTINUARÁ..)
 
(PARTE III) mientras tanto su fiel amado se reunía en una aldea lejana,envejecida y estropeada,pero con una belleza especial de paisaje, ya seco y sin frutos, con otros aldeanos que habían tenido que marchar de sus hogares ocultando la verdad a sus seres queridos. También se unieron los de la propia aldea, que fueron los que escribieron en secreto a todos para conseguir esta reunión misteriosa. Er
a un plan escondido, pues todos estaban en la misma situación. Reducidos a esqueletos y pellejos por su rey y sus soldados. Les quitaban el pan como impuestos y les humillaban continuamente con amenazas en ocasiones cumplidas. Esto había que acabarlo. Un día tuvieron vida, y esa vida se la arrancaron de cuajo por política inducida.
Ajetreados, enfadados, y sin sacando las fuerzas del corazón, tramaron un plan para poder acabar con este infierno traído por la avaricia de un rey con demasiada codicia.
No podían usar las fuerzas de un pueblo, pues estaban agotados y eran minoría. Pero se unirían para morir, o conseguir la libertad, y unidos las fuerzas parecían acrecentar.(CONTINUARÁ)

(PARTE IV) Los hombres, en sus desnutridas caras, desprendían esperanza y júbilo al alzar sus voces dando ideas para solucionar esta cruel etapa de subordinación y esclavitud. Se daban cuenta de que el ataque directo, frente a frente, no iba a dejar más que viudas desangeladas, huérfanos sin futuro, ancianos sin ayuda, y desconsoladas amadas. Decidieron así entonces, engañar al Rey y a su tropa, para que se unieran en son de paz en un seseo del río que ellos conocían bien. Necesitaban alguna excusa que no pudiera rechazar aquel impresentable.
Pensaron en llenar de oro aquella zona del río, pero para eso, debían conseguir el oro. Alguno recordó haber escondido reliquias de la iglesia y recuerdos de su familia en el pozo del que sacaban agua. Y otros lo escondieron en huecos de sus casas e incluso en algún pajar. Y se pusieron manos a la obra para conseguir aquellas preciadas joyas. Sacaron de sus escondrijos el oro que les quedaba a aquellos aldeanos que ocultaron bien sus medallas antes de ser saqueados. Lo fundieron e hicieron pepitas lo suficientemente pequeñas para engañar a los codiciosos. Y mandaron a un joven a reunirse con el Rey, con un saquito de pepitas como prueba del hayazgo.
El joven marchó con aparente tranquilidad, pero escondía su miedo en sus entrañas, y a modo lazo en su garganta. Entre tanto el resto de hombres preparaba su emboscada. Pusieron pepitas sueltas en el zig zag del río, y ocultaron entre las rocas, arbustos, cuevas y algún arbol suelto, palos, unas lanzas improvisadas, piedras picadas con puntas afiladas, rastrillos, hoces, y todo lo que les podía servir de arma contra aquellos que les sometían robándoles el pan de sus hambrientas bocas. (CONTINUARÁ...)

(PARTE V)Por fin parecía llegar el final. El joven ya podía ver la fortaleza del codicioso Rey. Su corazón latía con fuerza, podía oir sus fuertes latidos a un ritmo pasmoso. Su respiración era rápida, y sus entrañas estaban encojidas. Se jugaba la vida, pero más aún, se jugaba el futuro de muchos aldeanos que esperaban la batalla más importante de sus vidas. Todos habían puesto sus esperanzas en él, y era de vital importancia que lograra entrar para poner en aviso al Rey de que había encontrado oro en el río.
Al llegar ante los soldados, le quisieron apresar. Él se apresuró a enseñar las pepitas, diciendo que necesitaba hablar con el Rey, que había encontrado un lugar donde había muchas más, y que no diría dónde si no era a "su Rey". Tras unos largos minutos de espera, atado de pies y manos, el Rey le hizo llamar ante su presencia.
El joven sabía bien que no le creería si no pedía algo a cambio de esta información, pues estaban esclavizados y obligados a entregar cualquier cosa de valor a cambio de sus vidas. Así que, bien metido en el papel, le ofreció acompañarle al lugar del hallazgo a cambio de unas pocas tierras y su libertad junto a su familia. El Rey accedió de inmediato, pero sólo si había suficiente cantidad como para cubrirle de oro, y el joven sonrió seguro de sí mismo, y le dijo que le cubriría a él y a su mujer, como si fuera un lugar bien cargado de este valorado bien. Y comenzaron el viaje a la batalla de la Libertad. (CONTINUARÁ...)
 
(PARTE VI) Deseosos de llegar el Rey, y el joven por motivos completamente diferentes, marchaban por el largo camino no sin obstáculos acompañados de gran parte de la tropa del Rey. Aún quedaron algunos protegiendo aquella fortaleza.
Los fa
mélicos aldeanos ya podían divisar a lo lejos la caballería que se acercaba. Eufóricos esperaban su momento de gloria, dispuestos a terminar con aquella horrible etapa de sus vidas.
Por fín llegaron a la curva del río. Unos cuantos soldados inspeccionaron la zona sacando pepitas con unos grandes coladores que los separaban de la tierra, y cuando el júbilo del Rey era tan grande que le hizo acercarse hasta la orilla, los valientes comenzaron a atacar desde los diversos escondrijos, cercando al enemigo y castigándole hasta su rendición.
Los que sobrevivieron, fueron perdonados a cambio de sus prendas, y marcharse lo más lejos que les dieran las piernas, con amenaza de muerte si se les volvía a ver por aquellos lares. El Rey, ensangrentado y humillado, fue llevado a su fortaleza, atado de manos y arrastrado por su caballo hasta su palacio. Allí, rodeado de todos los aldeanos, dio orden inmediata de partir a todo el que aún quedaba allí. Su mujer y él correrían otra suerte. Volverían a la aldea que organizó a todos los hombres y sembrarían, lavarían, trabajarían duro a cambio de un trocito de pan hasta que todos estuvieran recuperados. Tras el período de un año, partirían a otra aldea, y así hasta finalizar sus días.
La fortaleza fue destruída. Los hombres se reunieron con sus familias, con sus amadas, y pudieron explicar las aventuras vividas, y la batalla más querida, la batalla de La Libertad.


FIN

 

 

 

jueves 20 de agosto de 2009



Elena y Marta: HISTORIA d.Vicio!

Érase una vez, en una ciudad de cuyo nombre no queremos acordarnos (Logroño), coincidieron dos doncellas en un lugar donde no había estrellas.

Contáronse tragedias, dramas y vivencias en aquélla, su fortaleza; en que un malvado ogro muy astuto en su destreza, las guardaba presas a cambio de promesas. Construyéronle su riqueza, soñando un día ser princesas, sacrificando, incluso, su entereza; al fin llegó el gran día, y despacháronlas por la puerta amarilla (envidia cochina). Estampáronse de morros, con la pura realidad, y gracias a este ogro gran moraleja pudieron masticar.

Alejáronse del “Vil Bellaco”, y tras largas travesías en busca de su paro, rogaron en el I.N.E.M. Que les ofrecieran un quehacer. Puesto que anduvieron y anduvieron en busca de su papel (azul, verde, lila, amarillo, pesetas, reales, euros...vamos, lo que viene siendo un contrato) encontráronse dichas doncellas, la mar de guapas ellas (y sin abuela), una cueva desastrosa, mas, con una interna belleza.

Lucharon contra el dragón del tiempo, del esfuerzo y contra innumerables obstáculos. Convirtiéronla en un acogedor lugar, libre de ogros, dragones y demás... hechizáronla a través de numerosos conjuros de magia blanca, para conseguir en aqueste hermoso, aunque pequeño castillo, una energía positiva en todo aspecto de la vida. Es vuestro lugar, donde os queremos, ambas doncellas, brujas y meigas, la mar de guapas ellas, y aún sin abuela.
Os esperamos en aqueste, VUESTRO BAR...

d.Vicio!